(Impresión Bajo Demanda)
Este libro aborda en qué forma el auge del populismo socava la independencia de los tribunales. A pesar de su ambigüedad, el populismo ha emergido en la actualidad como un concepto íntimamente asociado con los procesos de involución democrática. A partir de un estudio novedoso de derecho comparado donde se analizan los discursos y los métodos utilizados para aprobar reformas judiciales, es claro que uno de los principales objetivos del populismo es debilitar a los tribunales, y así impedirles ser un contrapeso efectivo a los poderes electos por el pueblo. Ello se aprecia de forma cristalina cuando se examina la jurisprudencia de los tribunales constitucionales capturados, convertidos en un actor clave en la legitimación de la agenda iliberal del gobierno. En este contexto, el análisis de la respuesta ofrecida por los tribunales constitucionales, los tribunales internacionales y supranacionales (TEDH, Corte IDH y TJUE) pone de manifiesto que una defensa estrictamente judicial del Estado de Derecho puede mitigar los efectos más perniciosos de las reformas populistas, pero no detenerlas. La investigación también explora las ventajas de introducir algunas reformas institucionales para así reforzar la eficacia de la respuesta judicial.





 
															 
															
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