El dogma según el cual los jueces únicamente aplican Derecho es uno de los mitos derivados del principio de separación de poderes. Esta monografía pretende desenmascarar ese mito y, por esta razón, analiza en qué medida los altos tribunales llevan a cabo una labor de creación de Derecho que se institucionaliza a través de la jurisprudencia.
El estudio analiza, además, de qué modo esa faceta «creativa» de los tribunales puede incidir en la evolución del saber jurídico, «entrometiéndose» en la tarea propia de los investigadores del Derecho. Por una parte, y desde el plano metodológico, se pone de manifiesto la correlación existente entre abordar el análisis del Derecho desde los problemas jurídicos conocidos en la praxis —el pensamiento problemático—, la inducción de soluciones para el caso concreto y, en último lugar, la eventual configuración de proposiciones normativas aplicables a casos futuros similares. Por otro lado, se acredita cómo en ciertos asuntos —casos «difíciles»— ese proceso puede ser, además, determinante de la reconfiguración del estado del conocimiento en la ciencia jurídica. A esos efectos, se formula una propuesta metodológica que permite revelar el modo en que los altos tribunales colaboran en la evolución del conocimiento jurídico. Esa propuesta es verificada con el análisis de la jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre los efectos de la nulidad de los instrumentos de planeamiento.






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