Una carta cargada de amor, lucha y esperanza.
Una invitación a enfrentar la vida con valentía y corazón.
Buenos Aires, febrero de 1975.
«Yo, como se imaginarán, vuelvo hecha ? bosta? de la casa de Tigre. Todo me recuerda a los tiempos felices. Los quiero y los extraño tanto que no me puedo acostumbrar. Debemos tener fuerza, y mucha. Estoy contenta de que estén allí, que las chiquititas estén bien y aunque a ustedes les resulten difíciles muchas cosas, pues ¡a luchar se dijo! ¡Carajo!, y ¡con la frente alta! Tengo muchas ganas de saber cómo te fue en el espectáculo, que ya hayas pasado todos los trances y amarguras de la preparación, a lo que deberías estar acostumbrada.»


 
															 
															
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