El fenómeno de la crisis del Estado de Derecho ha adquirido dimensiones globales y ha producido profundas fracturas, haciendo aflorar contradicciones y problemas estructurales latentes en los distintos ordenamientos, que se han visto agravados por el contexto de involución constitucional. Este proceso de transición hacia nuevos modelos de Estado ha impuesto una «revisión de la independencia y del gobierno del Poder Judicial», a fin de recuperar su esencia y frenar peligrosas derivas.
En este marco, el concepto de revisión tiene que ser entendido como una «estrategia de contratendencia», en función antagónica a las reformas regresivas, adoptadas en numerosos Estados en los últimos años. Estas mutaciones constitucionales están incidiendo en el corazón del concepto de independencia judicial tanto subjetiva, del juez uti singuli, como objetiva, es decir de la magistratura como cuerpo, y en el rol de los Consejos de Justicia, como «Cuarto Poder» y órganos instrumentales para el correcto ejercicio de la Administración de Justicia y, por tanto, para el desempeño de las funciones judiciales. El objetivo es recuperar el significado originario de las categorías básicas del Poder Judicial y, con ello, de los límites y garantías de los mecanismos de protección de los derechos fundamentales, que se están intentando diluir y desvirtuar para finalidades políticas antisistema.
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