En este libro, con meridiana claridad, queda expuesta la irracionalidad de una política llevada adelante por drogados adoradores del ídolo del poder punitivo, cuya fuerte dependencia les ha hecho perder el criterio de realidad impidiéndole llevar a cabo el más mínimo esfuerzo de racionalidad.
En esta investigación, la autora pone de manifiesto la irracionalidad de la política prohibicionista, pero entendida en un grado extremo, o sea, no como lo contrario a un llamado al uso de la razón conforme al concepto alto de razón, es decir a ese complejo concepto que discuten los filósofos de todos los tiempos, sino que se trata de la contrariedad con la mera razón instrumental, la cotidiana que hace a la relación de medio a fin.
POLÍTICA CRIMINAL DE DROGAS. De la prohibición a la regulación
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